«El consentimiento aporta magia moral al sexo» (Fischel)

Hola queridos followers, vamos a continuar con el Post anterior refiriéndome a una campaña muy conocida que al menos a mí me encanta: «el consentimiento es sexy», es una campaña acerca del tema del consentimiento pero basada en mensajes sexualmente positivos para continuar promoviendo el consentimiento y por supuesto aumentar la comunicación.

Ahora si, vamos a aterrizar esta situación al mundo liberal y es que mi intención no es venir a daros la chapa que todos sabemos o deberíamos saber acerca de las normas de comportamiento en el mundo swinger. Evidentemente, me gustaría que todos verdaderamente ya las conocierais, pero, a pesar de que la realidad es otra, vamos a analizar más a fondo el consentimiento, así como la forma en la que mejor nos «entran» este tipo de mensajes.

Voy a comenzar por plantear un entorno positivo para que podáis ver la diferencia de cómo influye en la mente poner en un contexto positivo el consentimiento. Automáticamente, si yo, en un post de una historia en IG por ejemplo, adjunto la frase: «consent is sexy» llama la atención en un contexto distinto, porque la palabra sexy es un plus que aporta a la atracción. Actúa distinto a nivel cerebral si, en lugar de lo anterior, pongo la frase: «si no es consentido, es un delito que será denunciado, además de estar estigmatizado y descalificado el resto de tu vida en el mundo liberal, ya nos encargaremos de ponerte en la lista negra». Evidentemente, es una frase superlarga, pero quisiera que os pongáis en situación y reflexionéis qué os genera leer ambas frases.

Con respecto a la primera, como ya he dicho, suele entenderse como un ingrediente más para elevar la erótica y el placer. El segundo genera miedo, que en el mejor de los casos llevará a acatar las normas y obediencia a través del mismo; sin embargo, el miedo resulta ser un enemigo para el placer, es más probable que genere una reacción negativa, como el que quizá un chico no se atreva a mirar siquiera a una chica en un club en lencería por parecer irrespetuoso o acercarse a conversar por no cometer ningún error o lo que pudiera considerarse una falta de respeto. Evidentemente, esto inclusive en lugar de concentrarse en pasarlo bien, estaba pensando en no cometer algo fuera de las normas y quizá ni siquiera llegue a tener una erección.

La situación contraria es que si yo digo que «el consentimiento es sexy», ese mismo chico lleva ahora la idea de que va a ligar con más chicas, más parejas o lo que desee en esa noche, si se comporta de forma educada, pregunta a sus potenciales compañeros de juego por sus preferencias y fantasías, así como el consentimiento para ponerlos en escena, ¡eso realmente atrae!

Es una realidad que en el mundo liberal hay que lidiar con diferentes tipos de consentimiento. El primero es el saber lo que uno mismo o una misma quiere y conocer lo que nuestra pareja desea. En siguiente instancia si se va a jugar con un chico o una chica solteros, será coincidir con lo que esa persona consiente y por ende desee. No obstante, hablando de una situación swinger, interviene el deseo individual y consentimiento de otras dos personas.

Las campañas que se han llevado a cabo acerca del consentimiento positivo, aseguran que el sexo satisfactorio se produce cuando dos objetivos coinciden. Esto la única forma que tenemos de saberlo evidentemente es la comunicación, pero sigue costando hablar de sexo, de deseo y de prácticas. Aun encontrándonos en un mundo liberal, siempre aconsejamos hablar en el bar antes de pasar a las zonas de juego, hablen en un restaurante para ver si esa pareja no solo os atrae, sino también hay coincidencia en los objetivos.

Aunque penséis que es un momento incómodo, resulta imprescindible. Es una realidad que en el mundo liberal muchas personas se dejan llevar únicamente por el instinto, por las pasiones, por las copas que se han bebido esa noche, por el calor del momento… pero no tenemos ni la más remota idea muchas veces de los pactos que hay entre la otra pareja, si existe alguna fibra sensible o algún tipo de práctica que no deseen realizar. Cuando verbalizamos el consentimiento podemos tener una doble verificación que se le conoce como «consentimiento entusiasta» con el cual se deduce deseo, la suma de la confirmación de objetivos en común más el deseo puede llevarnos a una alta probabilidad de placer sexual, más no una garantía de placer, como se ha manifestado por algunos autores.

No hay garantías al 100 % de nada, pensaríamos que en la ecuación de expresar los propios deseos con claridad, consentir expresando un sí, puede llevarnos al placer absoluto, pero no es así, en el momento del acto pueden suceder muchas cosas, infinitas diría yo, que pueden llevarnos a revocar el consentimiento.

Comentaré algunos ejemplos. En el momento de la intimidad pueden suceder muchas cosas, aunque haya existido ese consentimiento entusiasta en donde parecían haberse alineado todos los astros, en el momento de la situación puede haber algún cortocircuito, ya sea un olor desagradable, que no exista la suficiente química o compenetración, algún tipo de mirada o forma de tocar e interactuar, algo que nos pueda distraer o nos perturbe inclusive en el exterior y que no vuelva a permitir reconectar. Otras veces simplemente la mente juega malas pasadas, muchas veces no basta con querer llevar a cabo una fantasía y tener claros nuestros deseos, puede aparecer de forma encubierta desde el inconsciente el estigma de que alguna de las prácticas que estamos llevando a cabo es incorrecta, sucia, pecaminosa y genera culpa. También puede aparecer súbita una conexión con sensaciones de celos.

Todas las situaciones antes mencionadas, así como muchas otras que no he descrito, pueden hacer que el consentimiento sea revocado o bien generar una sensación de incomodidad, de haber sobrepasado nuestros propios límites y por supuesto en lo absoluto equivale al placer. Llenarse de este tipo de experiencias negativas, empeñarse en seguir respetando un acuerdo de consentimiento que fue otorgado, y no revocarlo cuando por alguna razón no nos sentimos ya cómodos, irá mermando la autoestima, así como ocasionando incomodidad y una sensación de rabia hacia uno mismo o que inclusive se proyecta a la pareja en el caso de tenerla, cuando todo esto lo que debe de generar es autoconocimiento y autorresponsabilidad.

En un siguiente Post continuaremos hablando acerca del consentimiento en nuestro mundo swinger/liberal.

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Besos y hasta la próxima.

‌Gret de Lou

¡Feliz semana queridos followers!

Hoy hablaremos de un tema de gran importancia: El consentimiento. Es un tema que en el mundo vertical sigue ocasionando muchos problemas y que hace que muchas personas que inclusive no se consideraban liberales, prefieran asistir a fiestas liberales por el respeto que existe en ese sentido.

Es verdad que también hemos comentado que hay muchas personas que verdaderamente no son liberales y han incursionado en el mundillo creyendo que aquí todo es «SI» y que todo se consiente. Confunden el término liberal con libertinaje.

El tema a tratar lo dividiremos en 2 post, en el primero quiero presentaros la definición y una revisión en cuanto a los derechos y sus características.

Hoy en día psicólogos, sexólogos y terapeutas, así como otros especialistas en estos temas, coincidimos en que puede ser de los conceptos más complejos de definir.

Un error común es creer que el consentimiento solo aplica al «sexo», no es así de ninguna manera, se requiere consentimiento antes de cualquier actividad sexual y también en muchos escenarios no sexuales. El consentimiento es necesario para acciones y gestos como: dar besos, abrazar, tocar cualquier parte del cuerpo, exponer los genitales, tomar o compartir fotos o vídeos sexuales. Sobre todo en el área de las eróticas alternativas debemos ser muy cautelosos, debido a que existen actividades y juegos eróticos, sin lo que se pudiera considerar sexo explícito, que requieren de un consentimiento explícito.

La Federación Española de sociedades de sexología publicó un documento para definir el consentimiento y cuáles deben de ser sus características, así como su relación con los derechos aprobados por la asociación mundial para la salud sexual, os los presento a continuación:‌

1. Tiene que ser libre y voluntario. No es consentimiento si hay presión, manipulación o se produce bajo influencia de drogas o alcohol.

2. Es reversible. Se puede cambiar de opinión sobre la actividad sexual en cualquier momento y retirar el consentimiento previamente dado.

3. Tiene que ser informado.

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4. Tiene que ocurrir bajo deseo entusiasta. En las relaciones sexuales se trata de hacer actos que deseamos hacer, no actos que debemos hacer.

5. Debe ser específico sobre lo que solicita consentimiento. Aceptar un abrazo no significa aceptar tener una relación sexual.

Existen 16 derechos aprobados por la Asociación Mundial para la Salud Sexual, entre los cuales, tres se relacionan con el consentimiento. El primero es el derecho a la autonomía e integridad del cuerpo, con respecto al consentimiento hace referencia a que defiende que toda persona tiene el derecho de controlar y decidir libremente sobre asuntos relacionados con su cuerpo y su sexualidad. Otro de los derechos es a tener una vida libre de todas las formas de violencia y coerción relacionada con la sexualidad. Un tercer derecho relacionado es el derecho a la privacidad relacionada con la sexualidad, la vida sexual y las elecciones respecto al propio cuerpo con prácticas que deberían ser siempre consensuadas.

Os dejo reflexionando con esta primera parte del post, que en el siguiente lo trasladaré a ejemplos en el mundo liberal.

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Besos y hasta la próxima.

‌Gret de Lou

¡Buen día!

Espero os encontréis muy bien. En el día de hoy hablaré de un fetichismo muy divertido y para referirme a él de forma más común, se trata del fetichismo de las cosquillas. Evidentemente, como muchas otras, las cosquillas son otra vía de placer para disfrutar dentro de las prácticas sexuales, así como a algunas personas podría generarles máxima excitación que jueguen con sus pezones, pues para otros, dicha vía son las cosquillas.

«Las cosquillas son una excitación nerviosa acompañada de risa involuntaria, que se experimenta en algunas partes del cuerpo cuando son tocadas ligeramente», al menos esa es la definición de la RAE. Sin embargo, lo del ligeramente es relativo, pues la percepción de intensidad es distinta para cada uno de nosotros. Las cosquillas generan habitualmente una sensación de bienestar que puede llegar a ser sumamente placentera gracias a las endorfinas y dopamina, la última es un neurotransmisor del que ya hemos hablado en otros artículos, encargado del sistema de recompensa en el cerebro, y que provoca la risa.

Para los fetichistas del tickling, hacer o recibir cosquillas puede resultar sumamente excitante, una vía para llegar al máximo placer. Este fetichismo digamos que puede dividirse en dos partes, quienes lo disfrutan de forma erótica como tal, y cuando está incluido dentro del BDSM, es decir, en juegos de dominación y sumisión, en este último se utiliza a manera de castigo o como humillación.

Es importante considerar que, aunque no se trate precisamente de BDSM, las cosquillas pueden producir dolor. Basta con traer a la mente algún momento en el que verdaderamente os hayáis estado partiendo de risa, se percibe dolor en los músculos de la cara, y en el abdomen como si hubierais hecho cientos de abdominales. En algún momento también puede generar hasta dolor de cabeza y mucha tensión muscular, precisamente por eso también puede llegar a utilizarse para jugar con los límites dentro del juego del BDSM. No obstante, todas esas veces que os habéis reído tanto, siempre decís: «hace tiempo que no me lo pasaba tan bien, y que no me reía tanto hasta dolerme la tripa» como podéis ver es un dolor placentero y que al final relaja muchísimo después de liberar tantas endorfinas, por eso después de una buena sesión de cosquillas os quedaréis tan relax y con una sensación agradable.

Esta práctica, por supuesto, poco se puede desarrollar en soledad con algún instrumento, pues más bien te generará caricias, porque si has intentado realizarte cosquillas a ti mismo te habrás dado cuenta muy probablemente de que no es posible. Digo probablemente porque es verdad que algunas personas poseen la habilidad de hacerse cosquillas a sí mismos y que por supuesto les genere risa, aun así probablemente no sea igual de divertido o perciban las mismas sensaciones. Por lo tanto, se puede realizar en pareja o por supuesto entre más personas. No es forzoso contar con instrumentos adicionales, puesto que se posee el principal que son las manos, además de que con las uñas también se puede generar mucho placer, pero muchos fetichistas disfrutan de los aditamentos como podrían ser plumas o plumeros eróticos, cepillos o texturas de telas suaves, entre otros.

Ahora hablemos de las zonas. Por supuesto que se puede realizar esta práctica por todo el cuerpo, yo recomiendo probar en forma de caricias suaves y más superficiales en las zonas del rostro, pechos, pezones y probar la sensibilidad. Quizá genere un ligero cosquilleo, pero es interesante probar distintas rutas de placer y no solo enfocarnos en las zonas que son más propensas de tener cosquillas. Después para ir a tiro fijo las zonas para llevar a cabo las cosquillas con bastante éxito, inclusive con mayor intensidad, son el cuello, las axilas, los costados, las ingles y los pies.

Los mapas de cosquillas suelen ser diferentes en hombres y en mujeres. Usualmente, ellas las sienten con más intensidad con frecuencia en la planta del pie, ellos suelen notarlas más en las zonas erógenas directas como pudieran ser genitales o el pecho. Esto es muy variable e independiente en cada persona, es por ello que es importante explorar las rutas de placer en cada persona, también es posible que al paso de los años las cosquillas vayan disminuyendo, de forma más notoria después de los 40.

En las zonas en las que se perciben más cosquillas debes de comenzar de forma suave y después ir subiendo la intensidad jugando con tipos de presión distintos, más tarde puedes volver a bajar el ritmo y a subirlo. Recuerda que en los juegos nada debe ser predecible, sé creativo, pasa de una zona a otra, utiliza diferentes intensidades e instrumentos para jugar. Por supuesto, intercálalo con besos, mimos y otro tipo de caricias eróticas. Ten en cuenta que otra herramienta muy interesante para utilizar en las cosquillas es tu propia lengua, será superplacentero jugar con ella y llevar a cabo una combinación entre cosquillas mientras la introduces por la oreja, por el ombligo u otras zonas y además dejas un reguero de besos con los que también puedes crear cosquillas.

En la época medieval las cosquillas ya eran consideradas como una tortura, entonces es bien utilizado como ya lo hemos mencionado en las prácticas de BDSM. En este juego de dominación y sumisión, el dominante es quien actúa haciendo cosquillas y el sumiso recibe. Sentirse vulnerables aumenta la sensación de cosquillas, así que puede resultar más o menos fácil percibirlas dependiendo de que tanto te imponga la persona en el rol dominante, de hecho el encontrarse inmovilizado aumentará también las sensaciones y la intensidad. Evidentemente, cuando se entra en la dinámica de un juego de dominación y sumisión, habrá que negociar, consensuar y utilizar palabras de seguridad.

Finalmente, para los fetichistas de cosquillas, serán diversas situaciones las que generen la excitación, para quien recibe por supuesto tiene que ver con la risa, con la liberación de endorfinas, con la liberación de dopamina, con aquel cosquilleo, etc. Para quien está haciendo las cosquillas disfrutará con las reacciones de la otra persona, quizá el sonido de las carcajadas, la intensidad de las mismas, sus gestos, el llevarle al límite hasta pedir que pare, etc. Habrá para quienes son necesarias también las sensaciones táctiles y otros para los que no, ya que inclusive existe porno hecho para satisfacer este fetichismo, claramente algunos fetichistas no les será de utilidad, pero a otros sí.

Así que, aunque no sepáis si sois fetichistas de las cosquillas, es una práctica que indudablemente hay que probar porque está relacionada con el centro del placer en el cerebro.

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Besos y hasta la próxima.

‌Gret de Lou

¿Nacemos o nos hacemos?

¡Feliz semana followers! Y vaya semana que tenemos, porque el viernes es el día internacional de los fetichismos. Así es, es un día importante para todos los Kinkys, es un día de celebración y para visibilizar nuestros derechos.

Hace un año publiqué un artículo general acerca de los fetichismos, ya que por aquí seguramente todos tenemos alguno, además de las prácticas fetichistas.

Solo por recordar, vamos a recapitular la definición de lo que es un fetichismo. El fetichismo es el deseo o la excitación sexual de una persona causado por la estimulación que produce un objeto o parte del cuerpo en particular. Asimismo, a los objetos o partes del cuerpo que tienen ese poder para determinada persona se le conocerá como fetiche.

Ahora hablemos del fetichista: «El fetichista» es la persona que siente atracción sexual hacia un objeto o parte del cuerpo no convencional en la sexualidad (senos, culo, genitales). Esa atracción se refiere al deseo y excitación ante la visión o contacto con el fetiche.

Tenemos como referente a la psicóloga y sexóloga Arola Poch, os contaré acerca del estudio que realizó en este sentido, respecto a sus encuestados: un 50% consideraron que tenían su fetichismo desde siempre y un 28,5% desde un hecho concreto de su niñez o juventud. Un 19,7% consideró que se había desarrollado en la edad adulta.

Es una realidad que, como bien menciona ella también en su libro, hay pocos estudios con evidencia científica que nos aclaren los orígenes de los fetichismos. Porque, lamentablemente, la mayoría de lo que existe en cuanto a estudios e investigación se ha llevado a cabo en personas con un trastorno parafílico con la finalidad de dar tratamiento a un problema. Pero, ¿qué sucede cuando una persona sana es fetichista?

Una persona que no tiene un trastorno utiliza los fetichismos para potenciar su sexualidad, son formas diversas y totalmente válidas de deseo y excitación, ¿por qué tendría que ser patológico que te exciten los pies en lugar de un culo?, o determinados juegos y prácticas. Bueno, pues, de todas esas personas sanas, que muchos tienen características semejantes a quienes nos encontramos por aquí, es cuando nos cuestionamos si hemos nacido ya con esos gustos o lo hemos adquirido con el paso del tiempo.

Para mí, las cifras más confiables son las del referente que puse hace unas líneas refiriéndome a Arola Poch, puesto que precisamente está hecho con un grupo de población distinto. Como podéis ver, el 50% de sus encuestados referían el haber tenido dicha parafilia o fetichismo desde que tienen uso de razón, otro alto porcentaje es aquel en el que recuerdan un episodio en específico de la niñez o de su juventud. En mi práctica personal este es uno de los casos que más me suelo encontrar, como puede ser el ejemplo de quien me dice que cuando se ponía los tacones de su madre de pequeño le gustaba y sentía placer (fetichista adulto de tacones), o algún crossdresser, que también podía disfrutar de horas caracterizándose con la ropa de su madre. Pero también tengo una anécdota curiosa de un famoso hoy en día en el mundo del BDSM que recuerda que, desde niño, cuando su hermano jugaba con él a atarle, le gustaba y tenía una erección.

Podemos observar claramente como algunos de estos casos han relacionado estos gustos con un objeto o una práctica. Es verdad que también existe la posibilidad que estos recuerdos hayan sido moldeados de tal forma que se relacione con la práctica fetichista actual.

Sin embargo, está aquel 19,7% de aquellos que lo han desarrollado en la edad adulta. Este caso, con lo que respecta a mi práctica en la consulta, suele ser en un porcentaje mucho más elevado, puesto que hay fetichismos que se van desarrollando con el tiempo y vinculados a otras prácticas fetichistas. Claramente, podría poner el ejemplo de los juegos de rol y el BDSM, en los que primero que nada existe un gusto o parafilia con respecto a estas prácticas; no obstante, con el tiempo se van asociando otras más, como pudiera ser el fetichismo del látex o del cuero, algunos sumisos o sumisas comienzan a desarrollar este fetichismo después de asociar el olor o la textura de ciertos materiales durante una sesión que origina placer. Esto es a lo que se le llama condicionamiento, la teoría del condicionamiento incluso también estaría presente en los casos anteriores que se identificó desde la infancia, porque a partir de un suceso placentero, se asocia con un objeto, y así sucesivamente se retroalimenta el deseo, excitación, placer con el fetiche.

Otro caso en el que el condicionamiento se adquiere en la edad adulta es cuando el fetiche tiene que ver con el fetichismo de otro. Por ejemplo, alguna chica que empieza a convivir con una pareja fetichista de lencería o del cuero, ella comienza a usarlo en un principio porque a él le genera mayor deseo y excitación que lo vista, pero a la larga se convierte en un fetichismo propio debido a la asociación de la actitud de su pareja, y porque a su vez ella se siente sexy, atractiva, aumenta su erotismo e inclusive la propia excitación cuando se viste de esta forma.

Otro ejemplo en esta línea puede ser la práctica del cuckold, en la que el cornudo puede tener dicho fetichismo probablemente desde la juventud o adolescencia, cuando empiezan las primeras prácticas de masturbación. Posteriormente, la pareja de este, mejor conocida como Hot Wife (si no lo practicaba antes) puede llegar a desarrollar fetichismo por este tipo de prácticas derivadas de lo que produce a su marido.

Finalmente, este tipo de prácticas también se pueden descubrir en soledad en la edad adulta, puesto que hay muchos adultos que deciden seguir trabajando en su autoexploración, en encontrar diferentes rutas de placer, probar eróticas alternativas, con lo cual ir descubriendo nuevos placeres inclusive fetichismo.

Así que a vestirse de color morado el viernes y 

¡Feliz día de los fetichismos!

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Besos,

‌Gret de Lou